LA COMUNICACIÓN PADRES E HIJOS
La comunicación con nuestros
hijos tiene una gran importancia ya que será el canal por el cual se den las
relaciones sociales y la educación. Será el que usaremos dentro de la familia
para transmitir aspectos tan importantes como los sentimientos, valores, la
afectividad, etc.
Una comunicación que aparece
desde que nacemos y va evolucionando a lo largo de nuestra vida. El modelo que
ofrecen los padres y la manera en que se comunican con los hijos hacen que
estos tengan herramientas para relacionarse con otras personas de tal manera
que vayan configurando su personalidad.
¿qué aspecto debemos
cuidar más a la hora de comunicarnos con los hijos?
Según el reconocido psicólogo
infantil, Borja Quicios. El principal obstáculo que aún hoy seguímoss teniendo
las madres y padres, es el lenguaje aprendido en una cultura que educaba con el
NO por delante “No te subas ahí”, “NO te portes mal”, “NO hagas eso”, “No
llores”…y este mal hábito adquirido en nuestra propia educación, es el
principal que debe desaprenderse. Porque es más efectivo y afectivo, la
utilización de un leguaje positivo para comunicarnos con los demás, y sobre
todo, para enseñar a nuestros hijos a comunicarse.
Por lo tanto, vamos comenzar a
aprender nosotros mismos, madres y padres y educadoras de esta escuela, que
somos los principales formadores de las niñas y niños de 0-3 años, a dejar de
decirles qué es lo que “NO queremos” y comenzar a comunicarnos con ellos
diciéndoles qué es lo que queremos,
porque si les hablamos en positivo el resultado que vamos a encontrar es una
comunicación positiva y por tanto, una comunicación más asertiva y poderosa que
la que nosotros aprendimos a su edad.
Por ejemplo, si vamos con él por
la calle y quiere ir por delante corriendo, y le decimos: "ve
despacio", conseguimos que el menor se fije más en lo que hemos ordenado,
porque crea una imagen más clara en la mente del niño sobre ése ir más
despacio, que si le decimos: "No corras" en la que se crea una imagen
de alguien corriendo, donde el “NO” tiene un carácter abstracto.
Comunicarse de una manera
positiva previene la agresividad y el autoritarismo como único modo de
resolución de conflictos, desarrolla el respeto y la capacidad personal para
enfrentarse a momentos difíciles.
Si queremos que nuestro pequeño
nos escuche, debemos enseñarles cómo ha de hacerlo y el mejor ejemplo es
aprender nosotros a escuchar lo que él quiere decirnos.
No se habla sólo con las
palabras. Hay que tener en cuenta que no solo hablamos vocalizando las
palabras, sino que existe un lenguaje NO verbal en la posición de nuestro
cuerpo, los gestos de nuestras manos, la expresión de nuestro rostro, nuestras
miradas… y que todo ello está enviando
mensajes a quienes nos escuchan. Según nuestro lenguaje no verbal,
podemos ocasionar rechazo o aprobación en quienes nos escuchan. En el caso de
los pequeños de 3 años, hay que tener en cuenta que este lenguaje no verbal,
puede llegar a intimidarles y que en muchas ocasiones, el niño nos está
pidiendo atención, es decir, sentirse escuchado. Y por consiguiente, valorado.
Si cuando el menos nos habla,
nosotros seguimos mirando al teléfono, al televisor, etc, le enviamos mensajes
de indiferencia hacia lo que sea que quiere decirnos. Si seguimos cocinando
cuando él entra en la cocina para decirnos algo "¡importantísimo!",
enviamos el mensaje de que nos está molestando… Con esto no queremos decir que
siempre tengamos que estar disponibles, si no podemos escucharle en ése
momento, debemos al menos mirarle y explicarle lo que estamos haciendo con
frases como: "Ahora mismo tengo que finalizar esto que estoy haciendo,
dame un segundo y en nada de tiempo me siento y hablamos de eso tan interesante
que me quieres contar”
Si queremos que nos escuche,
mirémosle a los ojos. Evitemos estar de pie o mirarle mirar de arriba abajo porque le
intimidaríamos y ésta NO es la mejor
manera de favorecer las confidencias y facilitar el desahogo de los propios
sentimientos. Si el niño quiere hablar con nosotros y nosotros queremos hablar
con él, colguemos el teléfono, asegurémonos de que no se distrae, ya sea con
sus juguetes o con una mosca que revolotea por la habitación, agachémonos a su
altura, cojámosle la mano y usemos un tono de voz reconfortante. Sobre todo,
escuchemos.
Ayudémosle a expresarse,
animándole con frases como: “Desde tu punto de vista...”; “Te parece que...”;
“Si he entendido bien, dices que...”; “Te sientes como si...”
Cuando repetimos con nuestras palabras lo que intenta
comunicarnos, no sólo le estamos ayudando a tener claros sentimientos e ideas,
sino también a reflexionar sobre sí mismo y a dar un nombre a sus propias
emociones. De esta manera, será mucho más fácil para nosotros y para él
encontrar una armonía.
Fuentes: https://www.mibebeyyo.com
Para saber más: http://dehijosypadres-borch.blogspot.com el
blog del Dr. Borja Quicios
Comentarios
Publicar un comentario